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jueves, octubre 9, 2025
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Descubren evidencias arqueoastronómicas en la llanura central de NL

La Dra. Araceli Rivera Estrada, del INAH, compartió en la Semana de la Astronomía sus hallazgos sobre la percepción del paisaje entre grupos cazadores-recolectores

La Dra. Araceli Rivera Estrada, investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), presentó los resultados de su tesis doctoral “Percepción del paisaje entre grupos cazadores recolectores complejos en la llanura central de Nuevo León”, durante su participación en la Semana de la Astronomía, organizada por la Asociación Estudiantil de Astronomía Laniakea de la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas.

En entrevista, la Dra. Rivera —quien cuenta con formación en Sociología por la Universidad Iberoamericana, Arqueología por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), un posgrado en Geología por la Facultad de Ciencias de la Tierra de la UANL y un doctorado en Arqueología por la ENAH— explicó que su investigación constituye una de las primeras aproximaciones formales a la arqueoastronomía en el noreste de México, una disciplina que estudia las relaciones entre las antiguas culturas y los fenómenos celestes.

“En nuestro estado no se había hecho ningún planteamiento específico sobre registros astronómicos indígenas, porque no se habían hallado elementos que los confirmaran. Fue un reto descubrirlos en la subárea arqueológica de General Terán”, señaló.

Durante varios años, la investigadora y su equipo realizaron mediciones, dibujos, registros numéricos y observaciones astronómicas en abrigos con pintura rupestre, petroglifos y estructuras habitacionales de la región, documentando alineaciones con las salidas y puestas del Sol frente a la Sierra Madre Oriental.

Estos hallazgos sugieren que los antiguos grupos utilizaban los movimientos solares para organizar su vida cotidiana, planear sus desplazamientos y determinar las temporadas de abundancia o escasez de alimentos.

“Nos dimos cuenta de que para ellos fue necesario llevar un registro de los tiempos en que menos alimentos había en la región y desplazarse hacia la sierra, donde siempre hay comida en abundancia”, explicó la especialista.

La doctora Rivera también destacó el interés creciente de los jóvenes universitarios y niños por la ciencia, sobre todo por la paleontología, disciplina que ha difundido mediante cursos y talleres en el Centro INAH Nuevo León y en el Museo del Obispado, donde los asistentes pueden explorar temas de paleontología y arqueología de una forma práctica y accesible.

“Ver el entusiasmo de los niños excavando huesos de mamut o reconociendo especies fósiles ha sido una experiencia extraordinaria. También me sorprende el interés de los universitarios por conocer estas evidencias tan antiguas y comprender cómo sus antepasados observaban el cielo sin instrumentos”, comentó.

Uno de los descubrimientos más significativos de su investigación fue el de un posible observatorio subterráneo, donde se registró el paso de un haz de luz solar durante el invierno.

“Fue un hallazgo muy especial. Estábamos excavando a oscuras y de repente un rayo de luz iluminó el lugar. No lo esperábamos. Luego comprendimos que correspondía a un fenómeno solar que los antiguos grupos probablemente utilizaban como marcador estacional”, relató.

Los estudios de la Dra. Rivera Estrada abren nuevas perspectivas para el conocimiento del pasado prehispánico del noreste mexicano, al revelar cómo los antiguos habitantes de la región integraban el cielo, la tierra y el entorno natural en su vida diaria, mucho antes del uso de instrumentos astronómicos.

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