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martes, octubre 14, 2025
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Tras 53 años en órbita, una cápsula soviética caerá en la Tierra

Lanzada en 1972 como parte de una misión fallida a Venus, la cápsula hará una reentrada descontrolada en los próximos días, despertando tanto interés histórico como inquietud científica.

La cápsula soviética Cosmos 482 —una reliquia de la carrera espacial de la Guerra Fría— volverá a entrar en la atmósfera terrestre después de pasar más de medio siglo en órbita; se estima que entre el 7 y 13 de mayo próximo. La comunidad científica internacional está monitoreando la sonda espacial.

Se trata de un fragmento sobreviviente de una fallida misión soviética a Venus lanzada en marzo de 1972, cuyo reingreso se espera ocurra alrededor del 10 de mayo, según estimaciones recientes de especialistas en rastreo orbital.

Aunque el nombre Cosmos 482 parece genérico, fue en realidad una estrategia para ocultar su verdadero propósito: era una sonda gemela de la Venera 8, diseñada para aterrizar en Venus y estudiar sus condiciones extremas. Su hermana logró la hazaña; ella no. Un fallo en la última etapa del cohete impidió que escapara de la gravedad terrestre y quedó atrapada en una órbita elíptica. El resto es una historia de persistencia tecnológica que ha durado más de 50 años.

Tres meses después del lanzamiento, una secuencia automática —probablemente programada para activarse rumbo a Venus— ordenó la separación de la cápsula, lo que resultó en la creación de dos cuerpos orbitando la Tierra. La nave principal se desintegró en los años 80, pero la cápsula, diseñada para soportar las brutales condiciones de Venus, ha resistido el paso del tiempo y la fricción atmosférica durante décadas.

Ahora, con un perigeo por debajo de los 150 kilómetros, su caída es inminente. La cápsula, una esfera de cerca de 500 kilogramos, podría sobrevivir la reentrada sin fragmentarse. De ser así, y si el impacto ocurre en tierra firme, podría convertirse en una valiosa pieza de museo.

Su diseño fue creado para soportar temperaturas infernales y presiones equivalentes a estar a un kilómetro bajo el mar en la Tierra, y hay precedentes que muestran que estas cápsulas pueden sobrevivir deceleraciones de hasta 300 veces la gravedad terrestre.

La incertidumbre persiste sobre el lugar exacto del impacto, que puede darse en cualquier punto entre los 53 grados de latitud norte y sur, lo que abarca buena parte del planeta. Aunque la cápsula impactará con la fuerza equivalente a un pequeño explosivo —alrededor de un cuarto de kilo de dinamita—, las probabilidades apuntan a que caiga en el océano o en regiones deshabitadas.

Más allá del riesgo, mínimo pero no inexistente, lo que más llama la atención es el valor histórico del objeto. Cosmos 482 es una cápsula de otra era: una época de exploración pionera, de secretos de Estado y de competencia feroz por el liderazgo en el espacio.

Su regreso a la Tierra no solo representa el fin de una órbita prolongada, sino también un inesperado eco del pasado soviético que reingresa, literalmente, desde el espacio.

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