Después de más de medio siglo vagando en órbita terrestre, la sonda soviética Cosmos 482 ha vuelto finalmente a la Tierra.
Lanzada en 1972 con el objetivo de explorar Venus, el artefacto se desvió de su curso poco después del despegue y quedó atrapado en la órbita terrestre. Este sábado 10 de mayo, a las 9:24 hora de Moscú (8:24 en España peninsular), reentró en la atmósfera y se estrelló en el océano Índico, según ha confirmado la Agencia Espacial Rusa Roscosmos.
En un comunicado publicado en su canal de Telegram, Roscosmos detalló que la sonda cayó a 560 kilómetros al oeste de la isla de Andamán Medio, una región situada al oeste de Yakarta.
El seguimiento fue realizado por especialistas del centro ruso de cohetes y naves espaciales TsNIIMash, organismo perteneciente a Roscosmos.

La reentrada descontrolada del aparato fue monitoreada en los últimos días por diversas agencias espaciales internacionales, incluyendo la Agencia Espacial Europea (ESA), que realizó un seguimiento minuto a minuto desde su blog especializado en desechos espaciales.
A primeras horas de la mañana de este sábado, la ESA detectó la nave sobrevolando Alemania, pero alrededor de las 9:30 (hora peninsular española) los radares ya no captaron su presencia. “Es muy probable que la reentrada ya se haya producido”, concluyó la agencia, confirmando que la nave no volvió a pasar por el radar.
Lo que hace particularmente notable este evento es el diseño de la sonda. Cosmos 482 fue concebida para resistir las condiciones extremas de Venus, el planeta más cálido del sistema solar. Esa robustez alimentó durante años la preocupación de que partes del aparato pudieran sobrevivir al reingreso en la atmósfera terrestre y alcanzar el suelo.
Finalmente, y pese a la incertidumbre sobre el lugar exacto de impacto que persistió hasta último momento, el desenlace fue pacífico: el aparato se desintegró sin causar daños, cayendo en aguas abiertas y cerrando un capítulo más del legado espacial soviético.
La caída de Cosmos 482 reaviva también el debate sobre la gestión de desechos espaciales. A medida que crece la actividad satelital y la presencia humana en el espacio, aumenta también la necesidad de contar con sistemas más seguros y sostenibles para evitar reingresos incontrolados como este.
