En el Tecnológico de Monterrey, un grupo de 40 estudiantes está llevando la pasión por la exploración espacial al siguiente nivel a través de Monterrey Rocket Lab, un laboratorio de cohetes experimentales.
Liderado por Daniel Ortiz Frías, el equipo estudiantil se especializa en diseño, simulación y manufactura de cohetes con apogeos de uno y tres kilómetros; en el colaboran Luis Eduardo Montoya Nogami, Diego armando Fondón Gómez, Abraham Espinoza Cázares y Patricio McGregor Arriaga, entre otros jóvenes entusiastas.
«Actualmente me encargo de supervisar las diferentes áreas del equipo: Marketing, Finanzas, Propulsión, Aeroestructuras, Carga útil y Aviónica, porque somos un grupo grande de alrededor de 40 personas y es multidisciplinario; hay estudiantes de muchas áreas del conocimiento, entre ellas ingeniería electrónica, mecánica y física», explicó Ortiz Frías, presidente Monterrey Rocket Lab.
Entre la pasión y el desafío
El equipo, que se formó hace cuatro años, ha trabajado arduamente en el desarrollo de cohetes experimentales para competir en eventos de ingeniería aeroespacial.

En abril de 2024 participaron en el Encuentro Mexicano de Ingeniería en Cohetería Experimental (ENMICE) en Chihuahua con su cohete Resurgence, diseñado para alcanzar un kilómetro de altura. Sin embargo, las condiciones climatológicas impidieron su lanzamiento.
«Lamentablemente, por cuestiones climatológicas no pudimos hacer el lanzamiento ya que se registraron vientos muy fuertes», lamentó Ortiz Frías.
Aun así, el equipo no se rinde y espera realizar la prueba en abril de 2025 en la zona de lanzamiento Marte, un desierto en Coahuila. Para ello, necesitan la colaboración de un experto que cierre el espacio aéreo, ya que el cohete puede ingresar en el espacio controlado por la Agencia Federal de Aviación Civil.
Retos y próximas competencias
El equipo ya tiene en la mira dos grandes competencias: la International Rocket Engineering Competition 2025 en Texas, programada del 9 al 14 de junio, donde competirán con el cohete Paragon, y el ENMICE 2025 en noviembre, donde participarán con dos cohetes: una versión modificada de Resurgence y Hyperion.
«Ya están listos los dos cohetes, ya hicimos varias pruebas, solo nos faltan nuestras pruebas de lanzamiento», aseguró Ortiz.
Para estos jóvenes, la industria aeroespacial es más que un sueño, es un desafío que requiere pasión y sacrificio.

«Para mí es importante por la pasión que tenemos todos en este grupo, en hacer estas actividades. Realmente es muy divertido, pero a la vez arduo y difícil.
«Hemos tenido noches en las que no dormimos porque estamos trabajando en el problema, pero cuando lo resolvemos es una satisfacción increíble. Lo hacemos por gusto y porque sabemos que esto nos ayudaría a cumplir nuestro sueño de participar en la industria aeroespacial», compartió Daniel Ortiz, de 21 años de edad.
Patricio McGregor Arriaga, estudiante de 20 años, destaca la importancia del aprendizaje práctico, «considero que no es suficiente con lo que aprendes en el aula, tienes que complementar con práctica, ser autodidacta y tener hambre de aprender».
Por su parte, Abraham Espinoza Cázares, de 19 años, enfatiza la importancia de la disciplina y la determinación, «esto no solo es por pasión y amor a la industria aeroespacial, sino también para demostrar al mundo nuestra capacidad en la ingeniería y que podemos lograr lo que deseamos».
Con miras al futuro, Monterrey Rocket Lab sigue impulsando el sueño de llegar más alto, con el compromiso de demostrar que el talento y la ingeniería mexicana pueden conquistar el espacio.
Por Esperanza Armendáriz Chávez / Periodista
