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martes, marzo 18, 2025
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Dra. Myriam de la Garza Ramos: Ciencia y compromiso con la educación

La Dra. Myriam Angélica de la Garza Ramos es una científica mexicana que con su trabajo es fuerte de inspiración para las mujeres jóvenes en formación. Su labor como científica la ha convertido en una inventora que ha roto paradigmas en su campo disciplinar, una historia para compartir en el marco del Día Internacional de la Mujer, que se conmemora este 8 de marzo.

En 1992 registró su primer dispositivo para obtención de muestras de microbios de las encías para la búsqueda de muestras anaeróbicas y asegura que sucedió “por casualidad”. Actualmente De la Garza Ramos, investigadora de la Facultad de Odontología de la UANL, es autora de 12 patentes y 145 artículos científicos publicados en revistas de alto impacto.

“Cuando me titulé por tesis en 1993 sacamos una primera patente, pero esa patente se efectuó como particular porque en ese entonces no existía el departamento que actualmente tenemos para seguimiento de los registros en la UANL”, comparte la científica, adscrita al Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII) Nivel 2.

Formadora de nuevos cuadros de científicos

En el 2008, cuando apenas De la Garza Ramos iniciaba su carrera como científica, obtiene el primer registro de patente que también fue “sin querer” al desarrollar un producto natural y reconoce que esta invención surge al ayudar a un alumno de licenciatura.

“Todos (los proyectos) han surgido de la fuerza de los estudiantes de licenciatura. Siempre pensamos que esto se hace en el posgrado, pero no es así, yo te podría decir que la gran mayoría son de licenciatura. Luego vino la otra oportunidad después de otro producto natural, todas mis primeras investigaciones fueron derivadas de productos naturales”, explica.

La Dra. De la Garza Ramos ha formado a diversos investigadores y todos tienen la visión de patente.

“Desarrollamos un sistema de disgregación magnética para la selección de células con el Dr. Casiano del Ángel Mosqueda. Junto a la Dra. Ada Priscila López Lozano, patentamos un método para el transporte de células mesenquimales, abarcando desde la colecta hasta su traslado.

Más tarde, registramos una patente para nanofibras con efecto antimicrobiano, utilizadas como obturador de chimeneas en implantes dentales. Luego, las adaptamos como material inteligente capaz de favorecer el crecimiento de células específicas, como las de Schwann, impidiendo el desarrollo de bacterias”, explica.

La educación, el estandarte de una familia jalisciense

Por generaciones, la educación ha sido un pilar en la familia de la Dra. Myriam Angélica de la Garza Ramos. Desde su abuelo, pionero en los mercados de abastos de Monterrey, hasta sus padres, quienes marcaron su camino académico, su historia refleja una tradición de esfuerzo y superación.

«En casa somos seis mujeres y un hombre. Mi madre, Olivia Ramos Ruvalcaba, fue de las pocas mujeres de su familia que logró estudios superiores en una época en la que lo común era cursar una carrera comercial o aprender corte y confección», recuerda la Dra. de la Garza Ramos.

Su abuelo, originario de Amatitán, Jalisco, estudió Contaduría en la Universidad de Guadalajara y emigró a Monterrey buscando nuevas oportunidades tras un accidente en la Revolución Mexicana.

El ejemplo familiar se replicó en su hogar, «mi mamá estudió en la Escuela de Contadores, y mi padre Héctor Edmundo de la Garza Montemayor, el único varón de su familia, se graduó como médico en la UANL. Él nunca usó bata, era muy altruista y trabajaba directamente con la comunidad», señala.

Fue en el ejercicio de su profesión cuando su padre conoció a su madre: «Estaba haciendo su servicio social con el Dr. Carlos Canseco, quien lo invitó a conocer un caso de alergia rara. La paciente era mi abuela, y ahí inició su historia de amor», revela.

“Para mi padre, la enseñanza era una prioridad en su casa. Siempre nos decía: ‘Aquí no quiero anillos de compromiso, quiero anillos de graduación’», rememora.

Esa formación dio frutos: su familia cuenta con arquitectos, médicos y odontólogos. Aunque su primera inclinación fue la arquitectura, su contacto con la odontología a través de su hermana Irma —la primera odontóloga de la familia— la llevó a enamorarse de la profesión.

«Desde niña, cuando visitaba la Facultad de Odontología como paciente de mi hermana, me fascinaba el lugar, lo veía como un palacio. Me encantaba verla modelar dientes; aunque mi primera idea fue estudiar arquitectura, ya que con más edad ayudaba a mis hermanas a comprar los materiales que ocupaban, incluso una de ellas fue Presidenta del Colegio de Arquitectos”, explica.

No obstante, su decisión de estudiar esta carrera también estuvo marcada por una experiencia negativa, ya que tuvo un maestro de matemáticas terrible que le dejó una gran marca; y eso influyó en su elección de carrera.

Esa vivencia la llevó a comprometerse con la enseñanza. «Es fundamental la labor del maestro. Por eso, trato de involucrarme con ellos y ser un modelo positivo para mis estudiantes. Debemos ayudarles a formar carácter», enfatiza.

Hoy, la Dra. de la Garza Ramos se mantiene a la vanguardia de su profesión, ya que considera que “la odontología está en transición: pasamos de la manualidad a lo digital. Es un proceso de evolución que nos reta constantemente», reconoce.

A una década del fallecimiento de su madre, su legado sigue presente en su vida.

«Ella fue una mujer visionaria, metódica y organizada. Me heredó mucho de su forma de ser, y lo noto en mi toma de decisiones y en mi manera de anticiparme a las situaciones», comparte.

Por Esperanza Armendáriz Chávez / Periodista

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